lunes, 6 de octubre de 2014

Etapa 37 05/10/2014: Órgiva-Pampaneira-Trevélez-Almejigar-Notáez-Torvizcón-Órgiva 80 km




La etapa de hoy ha sido sencillamente espectacular. Transitar por la Alpujarra granadina es un deleite para los sentidos y más si el tiempo acompaña como nos ha pasado hoy. A las nueve de la mañana partíamos desde el Camping de Órgiva, tiempo fresquete pero que enseguida se quitaría ya que nada más salir del camping la carretera se empina y no va a dejar de hacerlo en la veintena de kilómetros hasta coronar más arriba de Pampaneira. Samuel, Paco, José Antonio y hoy con la presencia de Paco Blanco haciendo de maestro, no en vano de sobra es conocido que esta zona se la tiene más que requetesabida. Para nosotros aceptar la invitación y compartir carretera y mantel es todo un lujo que agradecemos, como dice el refrán: a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija.
En la salida, mañana fresquita
Los primeros km empinados hasta la salida de Órgiva, donde la pendiente se suaviza un poco para permitir poner un ritmo tranquilo, prácticamente hasta Trevélez todo pica hacia arriba y hay que tomárselo con calma. Pasamos el cruce con Cañar y anotamos en la libreta de nuestras intenciones hacer una visita al pueblo y probar sus duras rampas, hoy lo dejamos estar.
Primeras rampas
 El tiempo es agradable y entre charletas y fotos van pasando los km, así llegamos al descanso que hay antes de afrontar la subida a Pampaneira, nos metemos en el barranco de Poqueira, impresionante, alzar la vista hacia el cielo y ver por donde transcurre la carretera impone, parece imposible, pero si hasta allí hay que llegar, pero antes tenemos la travesía de Pampaneira, con sus revueltas que hace que te tengas que levantar y apretar los dientes. Dos km más arriba tenemos el cruce con Bubión y Capileira a los cuales inicialmente íbamos a ir, pero dado que el tiempo puede cambiar en cuestión de momentos y para no tentar la suerte decidimos seguir hacía Pitres, queremos llegar cuanto antes a Trevélez y quitarnos las nubes amenazadoras que se van levantando tras las cumbres, que nos caiga un chaparrón por Trevélez sería un escenario poco deseable.
Pampaneira al fondo



Reponiendo fuerzas en Trevélez
Pasado el cruce y tras dejar el barranco de Poqueira la carretera se suaviza bastante, con un falso llano que permite un poco de relajación pero no mucha ya que la pendiente no deja de subir, con bajaditas que alivian. Pasamos Pitres, Pórtugos y en Busquístar la señal indicadora dice: Trevélez 10 km. Por delante el arreón final antes del descanso. Cada cual sube como puede, Samuel y Paco Blanco por delante, José Antonio y Paco por detrás aunque rápidamente Paco se va como una flecha, el de las ventas está en su terreno. A falta de unos 4 km, Paco Blanco acompaña a José Antonio que viene un tanto rezagado y así hasta llegar a Trevélez, lugar para reponer fuerzas y llenar los bidones de agua fresca. 
Impresionante descenso desde Notáez hacia Torvizcón
Nos queda unos 40 km aproximadamente, casi todo en descenso, pero de vez en cuando hay alguna tachuela a modo de pellizco para recordarnos que seguimos en alta montaña y sacarnos de nuestra placentera bajada. A la altura de Almejígar nos desviamos hacía la izquierda dirección Notáez, pueblecito encajonado donde Cristo perdió la burra diría alguno. Carretera estrecha, con asfalto un tanto irregular pero totalmente transitable. Después de unos 2 km aproximadamente dejamos la carretera hacía Notáez y encaramos una bajada para atarse los machos, frenos clavados a tope, y un paisaje tremendo, tenemos por delante de nosotros toda la sierra de la contraviesa que es la antesala del mar mediterráneo, sierra esculpida por numerosos zigzag, carreteras que van más allá de las nubes con pendientes que mejor no nombrarlas, da dolor solo pensarlo, otro día volveremos, rendimos pleitesía pero mejor nos vamos para Torvizcón.
Tras una breve parada en el pueblo para llenar los agotados bidones, nos queda los últimos 7 km, pero antes una breve tachuela de apenas kilometro y medio a modo de despedida, en lo alto ya divisamos Órgiva. Un descenso rapidísimo por una carretera en muy buenas condiciones, cruce a la derecha y una rampita de apenas 200 metros nos mete de nuevo en el camping.
Caras de cansancio, pero de satisfacción. Hemos llegado a la hora prevista, son las dos de la tarde y tras un despojarnos de los maillots nos espera la comida reparadora. Como siempre, este tiempo es el mejor, no hay nada como compartir la ruta y si eso luego lleva acompañada una buena mesa y una charla es la guinda perfecta para una extraordinaria mañana.
Solo me queda poner un pero y es la ausencia del resto de nuestros compañeros, se que estaban deseando venir pero a veces las cosas no salen como uno desea, los hemos echado de menos y bueno, tenemos días por delante para que puedan compartir esta vivencia.