Después de tener que suspender la etapa del
domingo pasado por la lluvia, ayer amaneció un día radiante para la práctica
del ciclismo. La espera mereció la pena puesto que salió una mañana redonda.
La jornada comenzaba temprano, a las siete y media
Juanma y José Antonio cargan las bicicletas para ir a recoger a Paco en Ventas
de Huelma y de allí a Loja donde nos espera Samuel. Con puntualidad suiza, a
las nueve de la mañana nos ponemos en camino de una etapa corta, tan solo 74 km
pero con muchos km de subida por un terreno prácticamente sin llano.
La salida no da tregua y apenas un centenar de metros dejando el
puente Aliatar la carretera se empina buscando el primer alto de la jornada,
para algunos era la primera vez que lo suben y se impone un poco de cordura
ante el ritmo fuerte que pone Juanma el cual se va con otro compañero que nada
más empezar se une al grupo, ambos ponen tierra por en medio quedando Samuel,
Paco y J.A. a un ritmo tranquilo disfrutando de una subida con bastantes curvas
y contracurvas y sin desniveles exigentes.
El paisaje es espectacular, la primavera se nota por los cuatro costados, apenas sopla aire, las fuerzas intactas y un sol que hace agradable el pedalear, que se puede pedir más ¡¡.
A poco de coronar Juanma baja para integrarse
de nuevo en la grupeta, coronamos juntos y comenzamos el corto descenso hacia
los Ventorros de San José, terreno de sube y baja. Pasado el pueblo tenemos un
descenso mucho más largo, dejamos en la lejanía a la izquierda el pantano de
Iznajar y nos adentramos en un pequeño valle donde la umbría se nota y un poco
de fresquete hace acto de presencia que rápidamente desaparece porque el
terreno se vuelve a empinar una vez que hemos pasado La Viña. Nos queda poco
para llegar al mirador que hay junto a la carretera donde podemos contemplar
una vista en altura de nuestro destino, Algarinejo. Después de la breve parada
para la foto de rigor, iniciamos un descenso largo por una carretera
espectacular hacia Algarinejo, pueblo metido entre montañas de que luego
tenemos que salir por la misma carretera que descendimos.
Tras reponer fuerzas al abrigo de un hermoso
caño de agua de manantial nos ponemos en marcha, por delante unos ocho km, los
mismos que hemos descendido por una carretera que divisamos en la ladera de la
montaña. La carretera está en perfecto estado, apenas hay tráfico y salvo
algunos pequeños tramos, el desnivel no es muy exigente, Juanma y Paco se
adelantan unos metros, Samuel y J.A. se lo toman con más calma y al final de la
ascensión solo Samuel queda un poco más retrasado ya que J.A. consigue alcanzar
a los dos de cabeza.
Una vez superada la dificultad de la salida
de Algarinejo un largo descenso nos conducirá hasta el cruce de
Montefrio-Huetor Tajar, terreno ideal para ir recuperando fuerzas. Son
bastantes km hacia abajo jalonado por algunos repechos donde se prueban Juanma
y J.A., y así entre pique y pique nos plantamos en La Fábrica, giramos a la
derecha y nos metemos en una carretera estrecha, en muy mal estado, llena de
baches y gravilla suelta buscando la última cota de la jornada, el alto de
Realengo de Agicampe. Una primera rampa de unos quinientos metros nos pone de
pie sobre la bicicleta pero que rápidamente nos obliga a sentarnos ya que la
gravilla y la inclinación hacen que las ruedas patinen. Superado este primer
arreón y tras un descenso peligroso por el mal estado de la carretera divisamos
la rampa final. Otros 500 metros al 12% hasta el cruce con la carretera de
Ventorros de San José, de nuevo sentados haciendo fuerzas con los riñones para
superar la última rampa de la jornada.
En lo alto divisamos Loja, nos lanzamos hacia
abajo por la misma carretera de la que partimos.
Etapa no muy larga pero con continuas subidas
y bajadas, espectacular por los paisajes, por el día tan bueno que nos ha hecho
y porque todos al final coincidíamos en que ha sido una mañana que hemos
disfrutado como enanos, sin duda una de las mejores etapas que hemos hecho.
Sierra Nevada al fondo |
Y como final los refrescos y tapitas que nos
pone Samuel cada vez que vamos a Loja, la charleta después del esfuerzo siempre
se nos hace corta de donde siempre salen buenas ideas y buenos propósitos.
Pronto más.
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