lunes, 21 de septiembre de 2015

Etapa nº 33 Domingo 20/09/2015 ÓRGIVA-CÁDIAR-ALBUÑOL-HAZA DEL LINO-ÓRGIVA 100 KM





20/09/2015. Etapa nº 33 RETO ALPUJARREÑO.
Último domingo del verano con un tiempo excelente y que menos que despedir los calores con un etapón para recordarlo cuando llegue los rigores del frio.  El lugar elegido en consonancia con las expectativas y el recorrido, duro y exigente como tiene que ser: 100 kms por territorio alpujarreño, territorio de batallas, de gestas, de superación personal.
A las ocho y media de la mañana ya estábamos preparados para emprender la ruta: Samuel, Juanma, Jorge, Paco y José Antonio, el resto de compañeros por diversos motivos no pudieron venir pero seguro que nos tuvieron presentes.
La mañana se presentaba de la mejor manera, un tiempo fresquete pero soleado, sin apenas aire y un recorrido que nos desafiaba, por delante 100 km con un primer tercio exigente en constante subida hacía Cádiar. La segunda parte mucho más llevadera con un largo descenso hacía Albuñol y por último la parte más dura de la jornada, el ascenso al Haza del Lino que tendría como colofón la espectacular bajada hacía nuestro punto de partida.
Pero vayamos por partes, nada más salir y una vez cruzado el puente sobre el rio Guadalfeo, apenas 200 metros ya tenemos la primera subida del día, la que nos llevará hasta cerca de Torvizcón, son 5 km que por ser los primeros km se pillan con las fuerzas intactas pero también con las piernas casi dormidas, cuesta trabajo hacerse a la idea pero amigos no hay más remedio que remangarse y ponerse al tajo, de testigo algunas cabras salvajes que nos salen al paso avisándonos de lo agreste del terreno y de lo que nos espera.
Jorge y Juanma llevan tiempo sin salir con nosotros y con pocos km en los últimos meses pero no se querían perder este reto y echándole valor pegan los primeros resoplidos, el ritmo es tranquilo, subimos sin agobios y respirando en cada uno de los breves descansos. Al poco ya estamos descendiendo hacía Torvizcón donde haremos una pequeña parada para recargar un poco de agua y dejar constancia de nuestro paso con una foto.
Seguimos el camino contemplando la inmensidad de Sierra Nevada a nuestra izquierda y la salvaje y agreste sierra de la Contraviesa a nuestra derecha. El terreno es duro, continuos repechos con descansos y bajadas que te impiden poner un ritmo constante, poco a poco vamos ganado altura, el grupo se va estirando y reagrupando a modo de acordeón. En el km 36 llegamos a Cádiar, paramos a comer y descansar un poco. El primer tercio ya está hecho, el comentario general es unánime, mucho más duro de lo imaginado y lo que nos queda por recorrer ¡¡.
Tras otra foto en la fuente de la entrada del pueblo nos ponemos en marcha y como no podía ser de otra manera, de nuevo hay que atarse los machos para superar los casi 7 km de ascenso a los Morones, carretera ancha, buen piso, ligera brisa que nos da de culo y que se agradece pero un desnivel que no nos da cuartelillo, el primer km se agarra, la pendiente oscila entre el 7% y 8%, Samuel y Paco ponen un ritmo alegre y se alejan, Jorge, Juanma y J.A. se quedan a un ritmo más tranquilo. Un breve descanso nos da el aire necesario para retomar la ascensión, muchas curvas y contracurvas hacen que sea amena la subida pero la pendiente no da tregua.
En lo alto de los Morones hacemos una pequeña parada, Juanma y Jorge han decidido que van a tomar la escapatoria camino de la Haza del Lino, han hecho un gran esfuerzo y aunque se van a quitar la larga subida desde Albuñol les queda un camino no exento de dureza. Es un gran mérito lo que han hecho, otros hubieran preferido quedarse en casita pero ellos no, hoy era una gran cita y ahí han estado, han hecho lo que han podido y bien hecho está.
Los tres que quedamos nos lanzamos hacía Albuñol, a recuperar algo de fuerzas, apenas nos da tiempo a contemplar las hermosas vistas que nos ofrece el mar Mediterráneo porque la bicicleta exige mucha atención a la bajada que es muy rápida, pasada la localidad de Albondón las sucesivas curvas y contracurvas hacen que clavemos los frenos en más de una ocasión.
Y de repente ya estamos en Albuñol, comienza el coco del día, 18 km hasta la Haza del Lino, Samuel era la primera vez que afrontaba este puerto y alguna duda le albergaba, no sabía si había hecho bien en afrontar este reto y no haber tomado la escapatoria, dudas que pronto quedaron disipadas cuando las rampas ya estaban encima, no hay marcha atrás posible. Los primeros km son suaves, transcurren por la rambla que no hace mucho causó destrozos, todavía quedan restos de la riada, pero no hay tiempo para pensar solo de dar pedales.
Un pequeño respiro nos llega en forma de fuente al borde de la carretera que nos invita a parar, invitación que gustosamente aceptamos y con un poco de paciencia llenamos los secos bidones de agua, el hilo que sale por el caño es lo mejor que puede pasar, así se tarda más tiempo y se descansa un poco más.
Retomamos la marcha y nos metemos de lleno en los dos km más duros de esta primera parte de la ascensión, menos mal que al fondo de la ladera bajo unos invernaderos se deslumbra el fin de este tramo, el calor aprieta. Conseguimos alcanzar una parte suave, las piernas lo agradecen , seguimos a buen ritmo, cansino, pero bien y después de una rampa un poco más dura de lo que veníamos subiendo se divisa de nuevo el mar Mediterráneo, un azul intenso, la mar tranquila y por fin en la lejanía vemos una plataforma metálica, hasta allí tenemos que llegar, pero antes también vemos las primeras casas de Sorvilán y eso significa que la pendiente nos va a dar un gran respiro, pero tenemos que llegar y para eso hay que sortear de nuevo como la pendiente amaga con subir, menos mal que solo es un amago.
Pasado el cruce de Sorvilán hacemos una pequeña parada en la venta de San Marcos para llenar de agua los bidones y tomar un poco de respiro. Reanudamos  la marcha, las piernas están ya acusando el enorme esfuerzo y el calor hace lo suyo también, no es que sea un calor sofocante pero va pasando factura, pensamos como tiene que ser esto en el mes de julio, bueno mejor no lo pensamos porque nos quedaríamos pajaritos perdidos. El descanso se acaba, una ligera bajada nos deja a pies de la última parte de la ascensión, son casi seis km que se hacen interminables y encima la pendiente no colabora, en torno al 7% nos va minando menos a Paco que decide que ya se ha aburrido bastante y se lanza a la conquista de la cima, no le seguimos, Samuel va tocado y deseando llegar, J.A. se siente bien, tiene motivos para saber que va bien comparando con las dos ascensiones anteriores realizadas, pero decide quedarse con Samuel para que no se venga abajo del todo, aun así nos vemos obligados a hacer una pequeña parada a la sombra de una encina, testigo mudo del brutal esfuerzo realizado hasta ahora, apenas nos falta dos km, el paisaje cambia cuando giramos a la derecha, ya vemos pinadas y los más importante: las casas de la Haza del Lino, en ese momento de nuevo Paco se lanza a la conquista definitiva, J.A. intenta seguirlo pero el ritmo asfixiante del águila de la Ventas  le hacen desistir, mejor en otra ocasión.
En la cima, una breve parada para la foto de rigor, estamos deseando ya llegar.  A estas horas nuestros compañeros se han tenido que beber unos cuantos barriles de cerveza, y nosotros todavía en medio del monte como las cabras.
El descenso se hace de rogar, un falso llano picando hacía arriba nos pone de mal humor, pero todo esfuerzo tiene su recompensa y por fin comenzamos el descenso con la imponente figura del macizo de la sierra de Lújar como testigo y a la vez retándonos, pero me parece que eso va quedar para otra ocasión.
Pero todavía no podemos cantar victoria, a mitad de bajada nos encontramos con una rampa de 1.5 km a modo de despedida, no es muy dura pero ya todo lo quesea picar hacia arriba se hace eterna, siempre bajo la mirada atenta de macizo que vamos bordeando.
Y si, ahora por fin iniciamos el descenso final, a lo lejos ya vemos el rio Guadalfeo y su vega, salimos a la carretera que nos dio la salida. Para terminar nuestro periplo alpujarreño no podía ser de otra manera que con unos 200 metros en subida hasta el camping.
Reto conseguido.
Todos nos hemos sentido bien, un recorrido espectacular, buenísimas sensaciones. Una comida excelente y una sobremesa como tiene que ser, a base batallitas, dimes y diretes, la salsa de todo esto.
Ahí queda el listón puesto, a ver si el año que viene lo superamos, o  ¿quizás antes?  Se admiten apuestas, a más de uno le da que no vamos a tener que esperar un año…..



















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