11 De junio de 2016, segunda
edición de La Indomable, día D.
Es difícil describir lo que se
siente cuando llega el día que se tiene señalado. Los nervios aparecen por
cualquier cosa y cuando menos te los esperas. Es el momento cumbre de toda la
temporada, donde una especial revalida va a sacar a relucir los deberes
realizados durante el largo y frio invierno.
Inmersos en la espiral de
sensaciones, las imágenes se suceden unas tras otras, el tiempo pasa muy rápido
y en un segundo ya tienes la bolsa con el dorsal, ahora ya no se puede uno
ocultar, ya te han señalado, ya estás en la lista, no hay marcha atrás, tú te
lo has buscado.
Por delante un reto de 147 km
plagado de subidas, unas más cortas, otras más largas, de un paisaje salvaje
pero encantador que apenas vas a poder disfrutar. Casi siete horas por delante
para hacer bueno ese dorsal, no es un número cualquiera, es tu número de la
suerte porque suerte es poder decidir donde uno quiere sufrir.
La Indomable, versión corta, 147
km, en apenas dos ediciones prácticamente se ha convertido en una referencia
obligada en territorio alpujarreño, a la sombra de su hermana mayor, LA INDOMABLE
con letras mayúsculas, de casi 200 km.
En esta edición, nos hemos
juntado un buen grupo de colegas: Javi, Antonio y Eduardo de Calambres Bike, los
antequeranos Juan y Carlos y Samuel y J.A. de ciclistas de Chauchina. Prácticamente
hemos hecho la marcha todos juntos, después de tantas horas era normal y lógico
que cada uno fuera con las fuerzas hasta donde podían llegar. En una diferencia
de apenas 10 minutos todos habíamos acabado la prueba y lo más importante de
todo, sin ningún contratiempo.
Bravo por la ilusión empeñada,
por las ganas de superar este reto, por la cordialidad y el compañerismo, ese
es el espíritu del ciclismo no competitivo, porque no solo es dar pedales, es
dar pedales sabiendo convivir y en este tipo de retos lo de menos es quien
llega primero, lo importante es el compañero.
Una gran día, bravo compañeros
¡¡¡
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