domingo, 13 de abril de 2014

Etapa 10 13/04/2014 Suspiro del Moro-Pantano de Beznar-Suspiro del Moro 62 km





Manolo y Samuel llegando a Pinos del Valle
Hoy de nuevo hemos tenido una etapa que no salía de Chauchina. Esa es una de las ventajas de ser de momentos pocos,  que enseguida nos apañamos para desplazarnos a otro punto de salida. A las ocho y media partimos Juanma, Manolo y José Antonio camino del Suspiro del Moro donde habíamos quedado con Samuel. A las nueve y ocho minutos exactamente nos ponemos en ruta, por delante tenemos una etapa corta, 62 km, pero con bastantes subidas  y algunas de ellas duras, muy duras. El tiempo nos acompaña, no hace nada de frio, el aire está en calma y los primeros km pican hacía abajo por lo que el pedalear se hace vivo y alegre,  en la circunvalación de Dúrcal viene el primer aviso, en forma de una recta empinada que no acaba nunca pero con un firme bueno, la pasamos sin más problemas dejando hacer a Juanma que se adelanta unos metros. Una vez llegados al cruce de Nigüelas la carretera se empina, pero hacía abajo, un larguísimo descenso nos lleva a Beznar y después de un breve repecho de nuevo hacia abajo hasta la presa del pantano. Como todo lo que baja luego sube en la presa se nos acaba lo bueno y comienza el baile: la primera subida está servida, los cambios resuenan y las respiraciones se alteran. Al comando Samuel y Manolo, José Antonio a rueda y Juanma comienza a rezagarse, se lo toma con calma sabedor que con los desarrollos que lleva es una temeridad apretarse desde abajo. A mitad de subida J.A cede y la pareja Samu-Manolo se van lentamente. Las rampas de Pinos del Valle no son excesivamente duras, hay algún que otro descansillo que viene bien, pero también hay que estar pensando en la siguiente subida, la de Saleres-Albuñuelas que es dura de verdad.
 Un breve descanso el Pinos del Valle para tomar algo y hacer unas fotos.  El tiempo sigue siendo estupendo y con unas vistas inmejorables, Sierra Nevada a nuestra derecha y el todo el Valle de Lecrín con sus naranjos y limoneros y ese olor a azahar. Muy bucólico todo, pero tras un descenso rápido donde hay tiempo hasta para coger algunas naranjas nos tropezamos con la primera rampa, 300 metros al 12% para abrir boca, tras un ligero descanso, apenas 50 metros, ya vemos la segunda rampa al 20%, la carretera se empina con furia despiadada, con todo metido cuesta mantener el equilibrio, un breve descansillo y de nuevo se vuelve a empinar a la altura del cementerio 200 metros al 21%, Samuel se pregunta porque siempre colocan los cementerios en pendientes criminales, la respuesta parece obvia…y sin solución de continuidad, de nuevo otra rampa un poco más “suave” solo al 17%, la rueda de mi bicicleta hace amagos de querer levantarse, me tengo que poner de pie y calmar la furia del asfalto, sencillamente es salvaje la dichosa pendiente, Samuel  no puede más y echa pie a tierra pero lo que no sabe es que apenas le quedaban 50 metros para coronar y como casi siempre que echas pie a tierra aparece algún colega en sentido contrario para dar fe de tu pequeña claudicación, no hay intimidad ni para pararse.  Bueno, pues todavía nos queda otra rampa, para llegar a lo más alto y para variar otra vez al 20%, yo hecho pie a tierra en el descanso que hay antes para echar una foto a Juanma que antes no se la pude hacer. Una vez superado este alto, los piropos son variopintos pero todos van en la misma dirección: subida de categoría HP, corta, pero muy HP.
Juanma subiendo la última rampa antes de llegar a Albuñuelas
Lo más difícil ya está superado, solo nos queda la última subida camino de Cozvijar, es menos dura que las anteriores pero más larga. Se hace al ritmo que puede cada uno: Samuel y Manolo juntos, hoy parecen una pareja muy bien avenida, J.A. detrás y Juanma en la cola acordándose de esos desarrollos que no tiene y que si los tuviera……, bueno, espero que algún día me haga caso y se pase al triple plato.
Como se agradece la bajadita
El resto de la etapa ya es facilona, hasta Dúrcal picando hacía abajo. Solo nos queda la subida de Suspiro del Moro, lo que antes descendimos alegremente ahora lo subimos acordarnos de del viento que nos pega de cara, en fila india, protegiéndonos como podemos, haciendo los últimos km. Tres horas y 4 minutos, etapa corta pero intensa. Dentro de dos semanas me espera estos mismos km más la subida terrorífica a Cumbres Verdes en la IV Marcha de los Nazaríes, no me acompaña ninguno, se ve que las rampas del cementerio de Saleres les han quitado las ganas.  

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